Rinitis alérgica estacional

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Puesto que todas ellas, también, inducen la elevación eosinófila y, por consiguiente, la estimulación histamínica, la inmunología ha definido su tratamiento con antihistamínicos. El resultado final es, no obstante, irregular, impreciso o frecuentemente inútil.

En la dialéctica clínica que la Medicina Biológica plantea se expresa un terreno de deficiencia inmunitaria, de deficiencia defensiva enzimática y neuroendocrina en un órgano pantalla como característica esencial de las alergias en general y de la rinitis alérgica en cualquiera de sus formas. Ahora bien, si precisamos más diremos que la rinitis alérgica se constituye en un terreno biológico de déficit inmunitario pulmonar pero asociado a un déficit inmunitario digestivo (del ámbito linfático intestinal).

La rinitis alérgica estacional constituye un complejo de síntomas compuesto por estornudos, rinorrea, congestión nasal, prurito y conjuntivitis. Todo ello puede acompañarse de cefaleas frontales, irritabilidad, anorexia, depresión, malestar general o insomnio.

La rinitis alérgica primaveral es inducida por pólenes de árboles (roble, arce, abedul, olmo, álamo), la veraniega lo es por pólenes de malezas como el llantén inglés y la otoñal por esporas de hongos. En todas ellas el polen que actúa como antígeno-polen obliga a mastocitos y basófilos a liberar un exceso de sustancias vasoactivas mediante estimulación excesiva con Ig E.